Cuán agradable me es, detenerme y escuchar aquellos sonidos casi imperceptibles, aquéllos que el bombardeo visual no nos deja percibir,generalmente, me detengo a escuchar, cuando viajo a lugares rurales y quiero deleitarme, no sólo con los aromas y con la belleza visible, sino que me agrada guardar en mi memoria los sonidos, los sonidos del paisaje en su conjuto.
Hoy caminando por el centro del alocado Santiago, quise escuchar los sonidos de la Plaza de Armas en su plenitud, hecho que por lo general me parece desagrable o pasa inadvertido ante el bombardeo de mis sentidos, hoy se hizo más agradable y bello.Me he vuelto una citadina, he de admitirlo, soy de la capital.
Hoy caminando por el centro del alocado Santiago, quise escuchar los sonidos de la Plaza de Armas en su plenitud, hecho que por lo general me parece desagrable o pasa inadvertido ante el bombardeo de mis sentidos, hoy se hizo más agradable y bello.Me he vuelto una citadina, he de admitirlo, soy de la capital.
5 comentarios:
mmmm que curioso cuadro.
nunca me habia puesto a pensar que escuchar eso era bello.
y eso que yo pienso mucho y muchas cosas.
jaja
un abrazo.
Gustavo
yo soy mas de observar...y tambien me considero un citadino!!
viva Santiago
"qué descansada vida, la del que huye del mundanal ruido"!!! he intentado mil veces oír el canto citadino, pero no encuentro sino súplicas desgarrantes de alguien que quiere descansar... también soy de esta ciudad, pero busco un hombre de mar, de campo, de aire... yo, la misma loca de siempre!!!
Yo tambié soy citadino... pero cuando se acerca el fin de año los ruidos me saturan y quiero puro huír hacia el campo, la playa o un bosque.
Creo que podré más atención en los sonidos escondidos por el ruido.
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